SITIO EN CONSTRUCCIÓN PERMANENTE...............
Si mi ser sólo toma conciencia de sí mismo en el instante presente, ¿cómo no ver que ese instante es el único terreno en que se pone a prueba la realidad?
Gastón Bachelard.
FILOSOFÍA
Las “personas” -que en latín significa máscara- representan diferentes roles o papeles a lo largo de su vida como: padre, hijo, esposo, empleado, etc..
Sin embargo, la conciencia se va construyendo un tanto de manera involuntaria (sobre todo durante los primeros años de vida) gracias a los arquetipos heredados por un lado y, al influjo del entorno por el otro.
De tal suerte que para cuando nos damos cuenta, venimos cargando con un sin número de cosas que nos pesan, que no son nuestras, pero que a la vez, lamentable o afortunadamente, nos dan también un sentido de pertenencia.
Dentro de este contexto, la conciencia actúa como un órgano del equilibrio sistémico, que permite percibir inmediatamente si nos encontramos en concordancia con el sistema o no, si aquello que hago me conserva y asegura mi pertenencia al sistema o no, o si por el contrario lo pone en peligro o lo menoscaba; y aún, cuando la conciencia tiene poco que ver con leyes y verdades siempre válidas, sí remarca la cuestión de que siempre será relativa y variará obviamente de grupo a grupo.
Por otro lado podemos observar, que la conciencia reacciona de manera distinta cuando se trata del desequilibrio entre el dar y el tomar y más aún reacciona de otra forma, cuando vela por los órdenes de la convivencia, ya que cada una de éstas funciones de la conciencia, se controla y se impone mediante diferentes sentimientos de inocencia y de culpa.
Ahora bien, el punto clave es hacer la debida distinción entre la Conciencia que Sentimos y la Conciencia Oculta, justamente porque por seguir a la conciencia que sentimos, atentamos contra la conciencia oculta y aunque por la conciencia que sentimos nos creamos inocentes, la conciencia oculta castiga este acto como una culpa y, es precisamente, el contraste entre estas dos conciencias, la base de toda tragedia.
¿Cómo construir entonces una identidad propia, que facture sus debes/haberes desde una conciencia individual?.
Cuando se han realizado estudios (por medio de la memoria) acerca de la historia de la propia cultura, se detecta que prevalece una preocupación esencial: la de tener un orígen. Un orígen que nos permita despertar y seguir siendo uno mismo, aún cuando ese "uno mismo" las más de las veces, es sólo una imagen autoconstruida e irreal.
Tal vez la solución sea partir de la acción de dejar ir, sin olvidar el paso de agradecerle a esa conciencia -heredada o impuesta- que nos trajo al aquí y al ahora, pero en este aquí y ahora se hace forzosa la revisión y por consiguiente la creación de un espacio vacío que nos permita continuar desde otro lugar......